La electricidad está fallando, la cantidad de gasolina que hay y la que está por llegar, no da abasto. La demanda de la población es muy alta, eso sin contar que por allí andan algunos humanos miserables mercadeando con la gasolina. ¿Cuándo vamos a aprender? A este dilema debemos sumarle: tenemos un creciente problema en lo que respecta a la conectividad y el Internet. Este es un problema preocupante, pero para ser sinceros, se puede vivir sin Internet. Con lo que algunos no podemos vivir, es con el servicio básico que va a volver a engrosar la fila de servicios intermitentes o desaparecidos en Venezuela: El Gas Doméstico.
En efecto señores, la crisis que se acerca a nosotros, es la del gas. Este servicio, como ustedes saben, es importante porque el gas doméstico se usa para cocinar los alimentos. La mayoría de las cocinas familiares en Venezuela usan el gas. Ya sea que este llegue directo por una tubería, ya sea que lo adquiramos en bombonas.
El gas se usa para muchas cosas, desde cocinar los alimentos hasta calentar el agua. La opción a este servicio es el eléctrico, pero ya sabemos que el sistema eléctrico venezolano está en terapia intensiva, eso quedó patente con los apagones que ocurrieron durante esta semana. Además, no solo por los apagones, usar una cocina eléctrica tampoco es opción para todo el mundo, pues no todos deben tener este tipo de respaldo —los venezolanos siempre hemos sido cómodos y poco precavidos y es que hasta esta crisis, nosotros lo teníamos todo a mano—y adquirirlos debe ser imposible porque los precios, ya sea usado o nuevo el producto, deben ser prohibitivos.
Si el gas falla o desaparece ¿Qué nos queda? Pues volver a la vieja confiable: la leña ¿En pleno siglo XXI? Sí, en pleno siglo XXI, en el que esperábamos tener aceras que se movieran solas y carros voladores, los venezolanos deben volver a cocinar en fogones, con todo los riesgos que eso significa para la salud y el ambiente. ¿De verdad volveremos todos al fogón? Lo dudo. Aunque, debo acotar, que en el interior del país, en estos tiempos y en las crisis previas, muchas personas habían optado por la leña.
Ahora bien, supongo que ustedes se estarán preguntando ¿Por qué no hay gas doméstico? Pues bien, si usted vive en el interior del país supongo que no se estará haciendo este planteamiento, ya debe saberlo. Pero, para quienes estamos más cerca de la ciudad capital la pregunta es válida.
Ya a esta altura de la partida, ustedes deben saber que si no estamos produciendo nuestra propia gasolina, nuestros propios alimentos y no tenemos la capacidad de proveer de energía eléctrica a todo el país, era cuestión de tiempo para que no fuésemos capaces de producir el gas doméstico. En el interior, todas las semanas se realizan al menos una protesta reclamando mejoras en la prestación de este servicio. Pero, la razón por la que vamos hacia una crisis de gas doméstico son las siguientes: no se está produciendo el gas. También hay problemas para llenar los contenedores de este producto, por su parte no hay gasolina, tampoco repuestos, por lo tanto las unidades y los trabajadores que deben entregar el gas doméstico no pueden llevar a cabo su tarea.
Esas son las causas aparentes ¿Qué consecuencia traerán estas causas? Pues ahora, no solo veremos larguísimas colas de personas esperando hasta 30 horas para cargar de combustible, sino que además veremos largas filas de personas esperando para adquirir bombonas de gas doméstico. Un bien, que cuando llegué no alcanzará para todos. ¿Qué hay de aquellos que tiene gas directo? Pues aquellos que gozan de este servicio tal vez vean como este disminuye lentamente y se verán en la necesidad —si no lo han hecho ya— de adquirir una bombona de gas. Por cierto, seguro veremos a bachaqueros del gas y otros chanchulleros haciéndose con bombonas de gas y revendiéndolas, si es que eso se puede. Esta gente ruin se inventará algo.
Así pues, vecino. Desde esta plataforma le queremos advertir. Sería conveniente que se pongan al día con su suministro de gas. Que sean moderados con el uso de este servicio. Y, si les es posible deberían hacerse con un respaldo; una cocinilla electrónica, un horno microondas. Y, sino tendrá que volver al fogón de leña. Espero no llegar a ese punto, porque sin duda suena algo romántico en un inicio, pero lo cierto es que no lo es. Para ser preciso es vergonzoso.
En el caso de que la crisis no alcance, pues debemos tener paciencia, pero por encima de todo fortaleza. Pero, no conforme con ello, les exhortamos, desde esta plataforma, a ser considerado. Es una crisis, no el momento para lucrar. Es cierto que las crisis traen consigo las oportunidades, pero no cuando se trata de una fuente de combustible que está vinculada a algo tan esencial como comer.
Así que, en medio de toda esta crisis, debemos ser comprensivos, responsables y considerados con los prójimos. No acepten abusos y vagabunderías.